En los últimos años, la Escuela del Ser ha ido recibiendo a niños y niñas que por su sensibilidad y/o necesidades específicas no han podido encontrar su lugar en los contextos habituales de enseñanzas musicales académicas y oficiales.

La Escuela se ha hecho eco de una necesidad creciente en la sociedad; la de crear espacios libres de juicio, exigencia y competitividad. Espacios donde no haya prisa por aprender ni programas que cumplir, donde las niñas y los niños puedan sentir la música; y que puedan sentirla con alegría y gozo.

La música sucede en el tiempo presente. Vivir la música en el momento presente es importante, pues despoja a los niños de la presión de tocar para un posible público en un futuro más o menos lejano. Los primeros oyentes son ellos mismos. Son ellas y ellos a los que va dirigida, en primer lugar y justo el momento en el que están tocando o cantando, la música.

Es importante crear espacios donde no se viva el aprendizaje a través de las pantallas y la tecnología. Espacios donde el niño pueda experimentar y desarrollar todos sus sentidos con plenitud. Los instrumentos electrónicos y la creación con ordenadores es algo bueno, pero que debe ser planteado después de que los niños y las niñas hayan desarrollado un oído, una percepción y una sensibilidad a través de los instrumentos acústicos y de su propia voz.

La Escuela lleva años enseñando música a los niños desde el Ser. Es esta una manera de enseñar nueva y orgánica. Una forma de acercarse a la música desde el sonido, desde las sensaciones que las notas musicales provocan en el cuerpo y en el alma. Los niños y jóvenes experimentan así una alegría y una relajación significativas.

Hay que destacar que la creación y la improvisación son partes indispensables de este planteamiento pedagógico. El desarrollo de esta faceta es fundamental.

Así mismo la técnica instrumental se realiza en gran medida a través de la imitación. Los niños no necesitan “entender” pues sus sentidos están en un estado mucho más puro que el de los adultos. Es por ello que si la maestra o maestro hacen los movimientos físicos adecuados no es preciso “explicar” nada, pues los niños imitan y absorben con precisión absoluta los gestos, los afectos y muchos otros parámetros musicales de manera inmediata e instantánea.

Los niños y niñas tienen una percepción de la realidad menos condicionada que los adultos.

La Escuela del Ser está comprometida con las niñas y los niños y quiere aportar su granito de arena para que puedan desarrollar sus capacidades anímicas, emocionales y mentales con felicidad y alegría. La Escuela del Ser ha constatado que se puede aprender de una forma gozosa y a la vez seria.