La Escuela del Ser: Música, Artes y Autoconocimiento, se ha ido gestando a fuego lento, durante varias décadas de trabajo, investigación, indagación y maduración.

Inicios: Música

El aspecto pedagógico-musical se inicia cuando Eduardo Laguillo, a la edad de 20 años, comienza a impartir clases de armonía clásica y de jazz. Pronto se da cuenta del vacío experiencial y perceptivo que existe en la enseñanza de la música y comienza a investigar profunda y exhaustivamente en la Serie de Armónicos como base para crear un sistema de enseñanza de la música más orgánico, dinámico y funcional.

Así mismo, estudia y bucea en formas de enseñanza anteriores al siglo XIX y descubre que los sistemas de aprendizaje eran muy orgánicos y funcionales, creando músicos verdaderamente completos capaces de tocar varios instrumentos, improvisar y componer.

Poco a poco, va desarrollando un sistema propio que permite al estudiante de música integrar lenguaje, contrapunto, armonía, diseño melódico, formas y principios de orquestación en un Proceso Creativo Unitario, facilitándole en gran medida el proceso de aprendizaje, no siempre sencillo, de la música.

Años más tarde, en 1989, su sed espiritual lleva a Eduardo a la India, donde encuentra su propio camino espiritual y descubre la música sagrada de la India. Durante más de una década, viajará de manera asidua a este país, donde además de practicar el servicio y la meditación, estudia música clásica devocional y sarod. El sistema musical indostaní que Eduardo aprende en estos años, será de gran importancia en el desarrollo de su nuevo método pedagógico.

Gestación: Voz y Autoconocimiento

En el año 1991 Eduardo Laguillo conoce a Silvia Nakkach, quien le propone comenzar a dar cursos de voz. En estos cursos, Eduardo comienza a abordar el estudio y práctica de la voz y de la música también como vía de desarrollo personal y no sólo como vía de desarrollo profesional. De esta manera, se empieza a gestar la Escuela del Ser en el aspecto del Autoconocimiento.

Durante más de 15 años, Eduardo continúa impartiendo cursos de voz en los que va incorporando técnicas y herramientas nuevas, descubrimientos de su propia búsqueda personal y espiritual.

En este período Eduardo realiza un profundo trabajo sobre sí mismo. Profundiza en técnicas de yoga y meditación; se forma en Sat Nam Rasayan, técnica de sanación milenaria que influirá significativamente en su método de enseñanza; se adentra en el sufismo; realiza un intenso trabajo espiritual devocional e investiga y realiza diferentes terapias.

Todo ello, irá contribuyendo a sostener y conformar las bases del trabajo de Autoconocimiento de la Escuela.

Nacimiento: Escuela de Voz y Música del Ser

A partir del 2008, en respuesta a una llamada interior, Eduardo Laguillo da un giro en su carrera profesional y decide enfocar toda su actividad, tanto musical como pedagógica, hacia el servicio. Se centra desde entonces en ayudar a las personas a conectarse consigo mismas y expresar su Verdad más genuina y profunda, a través de la Voz y la Música.

Desde este nuevo enfoque, Eduardo comienza a realizar las sesiones de “Cantando la Luz” y a impartir clases a un número mayor de personas. En especial, a personas que “no sabían cantar”, que tenían traumas, complejos o dificultades para expresarse a través de la voz y la música. En definitiva, personas que no tenían cabida en la enseñanza tradicional de la música ni en coros u otras agrupaciones musicales.

La Escuela se fue consolidando así, hasta que en el año 2013, se instituyó como «Escuela de Voz y Música del Ser». También en este momento se inician los Encuentros de Verano, en los que alumnos veteranos y alumnos nuevos se juntan, comparten experiencias y viven auténticos viajes interiores.

Hay que decir que, a lo largo de estos años, la Escuela ha sido itinerante, realizando cursos y actividades en diferentes centros y ciudades. Algunos de estos centros han sido Centro Alfa, Inkarri, Wutang Madrid o Espacio Ronda.

Durante este periodo, Eduardo continúa perfeccionando su sistema de enseñanza, integrando en él sus descubrimientos y experiencias tanto en lo pedagógico-musical como en el autoconocimiento. Es en este período también cuando le pone nombre a su método pedagógico: la Formación del Cantor.

Entre los alumnos de esta etapa, se encuentra Ana Lera, profesora de música, pianista y musicóloga. Desencantada y en crisis con la música y la enseñanza musical de los sistemas académicos, Ana inicia su formación como alumna en la Escuela en el año 2011. Comienza así, para ella, un proceso de sanación e integración de sí misma a través del sistema pedagógico de la Escuela de Voz y Música del Ser.

La Escuela del Ser: Música, Artes y Autoconocimiento

Después de varios años funcionando como Escuela de Voz y Música del Ser, surge la necesidad de ampliar el concepto de la Escuela. En el 2016 Eduardo comienza a impartir cursos de Autoconocimiento, en los que si bien la voz y la música pueden estar presentes, no son el eje o el foco de la enseñanza.

Se inicia así un proceso de ampliación, profundización y redefinición de las enseñanzas impartidas en la Escuela. Además de la voz y la música, el autoconocimiento toma un lugar relevante en sí mismo. Y se contemplan otras artes, ya sean escénicas, plásticas o naturales, como parte integrante de la propuesta de la Escuela.

Este proceso llevó a que la Escuela tomara en 2020 el actual nombre de “Escuela del Ser: Música, Artes y Autoconocimiento”. Un nombre que refleja la esencia en primer lugar y en segundo lugar, los medios utilizados en la Escuela para llegar a esa esencia.

Durante todo este período, desde el 2016 en adelante, Ana Lera, que ya había sido invitada por Eduardo a impartir algunas sesiones puntuales en los Encuentros de Verano y clases de piano a algunos alumnos de la Escuela, se implica en la Escuela también en tareas de gestión, logística y como asistente en los cursos.

En esta nueva etapa, los niños comienzan a tomar protagonismo en la Escuela.

Es también en este período cuando se establece el área de Sonido Etérico como un departamento especial dentro de la Escuela. Durante muchos años, el trabajo con el sonido sagrado y etérico se ha realizado de manera indirecta o tangencial en los cursos de voz, así como en las sesiones de “Cantando la Luz”. Sin embargo, es en el 2021, cuando Eduardo condensa y plasma su experiencia y conocimiento en este campo en el Curso de Mantras.

El cambio de nombre de la Escuela coincide también con un acontecimiento relevante en las vidas de Eduardo y Ana, que sucede en el 2020 y afecta directamente al rumbo de la Escuela: ambos experimentan lo que es vivir entre árboles y toman la decisión de vivir en contacto directo con la naturaleza.

Se instalan en el pueblo de Acebo, en la Sierra de Gata (Cáceres), lugar que se convertirá en la nueva sede de la Escuela del Ser. Aunque una parte de la Escuela sigue siendo itinerante, pues ese movimiento forma parte de su esencia.

En la actualidad, la Escuela dispone de dos “aulas” en el municipio de Acebo: una sala de trabajo en un local a las afueras del pueblo; y un espacio al aire libre a pocos kilómetros del pueblo, una zona privilegiada en plena naturaleza.

Desde el 2021 hasta la actualidad

En el año 2021, Eduardo decide retirarse de casi toda la enseñanza. Y le pasa el testigo de la Escuela a Ana Lera, quien ya estaba realizando labores de gestión y administración. Es en este momento cuando Ana asume la dirección de la Escuela y la mayor parte de la labor pedagógica.

Ana Lera imparte desde entonces todos los cursos de Voz de la Escuela, así como las materias de Sonido & Frase, Piano y Armonio. También imparte el nivel 1 del Curso de Autoconocimiento y la materia de Cuerpo y Movimiento Esencial.

Eduardo Laguillo continúa en la Escuela del Ser dando soporte y asesoramiento. Imparte los cursos de Autoconocimiento a partir del nivel 2 y el Curso de Mantras. Se centra en la investigación y desarrollo del área de sonido etérico.

En la actualidad, la Escuela está ampliando su equipo de profesores colaboradores para las áreas de voz, instrumentos, artes escénicas y artes plásticas.

La Escuela, como cualquier estructura, necesita renovarse y evolucionar. Dentro de este proceso de evolución, la Escuela continúa desarrollándose y abriéndose a atender las necesidades emergentes de niños, adolescentes y adultos en nuestra compleja sociedad.